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Discurso de la Secretaria General del CC del KKE A.Papariga en el 14º Encuentro Internacional de Partidos Comunistas y Obreros


Beirut 22-25 de noviembre de 2012

La lucha antiimperialista es anticapitalista

Estimados camaradas:

Quisiéramos agradecerlos por acoger el encuentro en un país, en una región que sufre desde hace años, y en los últimos días, ya que la intervención imperialista y la invasión son elementos casi permanentes que marcan todos los niveles de la barbarie y del autoritarismo. Grecia también está en esta región y por eso nos sentimos siempre que es nuestro deber no sólo de expresar nuestra solidaridad internacionalista sino además a tomar en cuenta seriamente los acontecimientos que tienen un impacto también en nuestro país, como un país capitalista plenamente asimilada en los objetivos estratégicos de la UE, de la OTAN y de los EE.UU., con el acuerdo voluntario de la gran mayoría de las fuerzas políticas. Hemos condenado el acuerdo estratégico firmado entre Grecia e Israel, porque sin duda no tiene nada que ver con los intereses comunes de los pueblos sino con los objetivos estratégicos antipopulares de la burguesía tanto de nuestro país como de la de Israel. Se trata de una cooperación estratégica, tanto militar como económica, que tiene como objetivo la participación en la lucha incondicional e implacable por los recursos energéticos y los recursos de la región en general. Grecia está dispuesto a contribuir a las intervenciones militares de Israel sobre todo si Israel decide atacar a Irán. De hecho, se realizan ejercicios conjuntos con Israel que incluyen ejercicios idénticos a las operaciones militares contra Siria o contra Irán.

No es casualidad que el gobierno griego no ha habido ni una expresión formal de compasión al pueblo palestino torturado que sufre una vez más de los bombardeos mientras que, al mismo tiempo, los demás partidos de la oposición básicamente se mantienen en silencio.

A pesar de que la región ha estado sufriendo durante muchos años de la intervención imperialista multifacética para el beneficio de los gobiernos y los regímenes reaccionarios, sin embargo, la situación que hemos experimentado en los últimos años y hoy en día está directamente relacionada con el desarrollo de la profunda y prolongada crisis económica capitalista en la zona euro que tiene un impacto directo a nivel mundial e incluso en los centros y las potencias imperialistas establecidas y emergentes.

La crisis que estamos viviendo, que tuvo como punto de partida los EE.UU., es la continuación de la crisis que estalló a finales de la década de 1990 en los llamados tigres asiáticos, en Rusia así como en países de América Latina. Incluso cuando se produjo la recuperación, no logró la tasa anterior. No excluimos la posibilidad de una recuperación anémica que será seguida de una crisis más profunda sincronizada en la UE, los EE.UU. y Japón.

El sistema capitalista no puede gestionar la crisis con la facilidad que lo hacía antes. No puede gestionar las consecuencias de la pobreza y de la indigencia como lo hacía antes. Por supuesto, esto no significa que el sistema colapsará por sí mismo, debido a sus contradicciones, a menos que se forme en cada país un movimiento obrero poderoso, capaz de llevar a cabo un asalto general, y preparado cuando se produce la situación revolucionaria, o cuando esta sea inminente. El movimiento revolucionario no brotará de repente; está siendo preparado, está siendo educado, está adquiriendo experiencia en las luchas diarias.

El estallido de la crisis económica capitalista sincronizada y generalizada ha puesto de relieve el carácter históricamente anticuado e inhumano del sistema capitalista contemporáneo, la actualidad y la necesidad del socialismo, la necesidad de reagrupamiento del movimiento comunista internacional.

La cuestión es ¿qué movimiento obrero, qué movimiento popular puede avanzar en el áspero sendero lleno de curvas, subidas y bajadas, sin atraparse, sin degenerarse? La experiencia anterior y reciente nos ha proporcionado una gran cantidad de pruebas sobre ese peligro. ¿Qué movimiento obrero y popular se levantará contra la agresividad imperialista, abrirá un frente contra la guerra imperialista y la paz imperialista para que los pueblos no derramen su sangre por los intereses de los imperialistas?

La línea para el fortalecimiento del movimiento obrero, su alianza con los sectores populares solamente puede probar se, prepararse y librar batallas diariamente en el camino de la lucha emancipada, con objetivos antimonopolistas y antiimperialistas, a nivel nacional y en términos de cooperación internacionalista y acción conjunta.

Hoy en día, el patriotismo contemporáneo se expresa con la lucha por el derrocamiento del capitalismo, por el socialismo. Ningún país capitalista, por muy avanzada que sea la democracia parlamentaria, no puede garantizar la independencia nacional de su pueblo, el respeto de los derechos soberanos excepto en un sentido meramente formal y sin contenido sustancial.

Seguimos de cerca las reflexiones, los debates en el movimiento comunista sobre el imperialismo, la estrategia del movimiento, las acusaciones que se dirigen contra la política neoliberal de gestión del sistema capitalista. En nuestra opinión, tal como es importante dar pasos y hacer un progreso en la actividad práctica, en el esfuerzo para reunir amplias masas populares y obreras, es igualmente importante aclarar cuestiones serias de la ideología y la teoría que tienen que ver con la estrategia y la táctica del movimiento contra el imperialismo.

La política que predomina a nivel mundial no es simplemente una receta de gestión liberal, como se suele afirmar. Independientemente de ciertas diferencias entre las recetas liberales y socialdemócratas, se trata de la estrategia contemporánea a favor de los monopolios que fue elaborada después de la crisis de 1971-1973 como una respuesta al problema de la tendencia decreciente de la tasa media de ganancia en condiciones de antagonismo interimperialista mientras que el desarrollo desigual se agudiza dado que es inherente al sistema capitalista internacional.

Un componente de la política contemporánea a favor de los monopolios es la fuerza de trabajo barata, las reestructuraciones reaccionarias, las “liberalizaciones”, las privatizaciones, la intervención imperialista y la guerra por la redistribución de los mercados.

Esta línea política a favor de los monopolios fue y sigue siendo seguida por fuerzas gubernamentales burguesas liberales y socialdemócratas, así como por gobiernos de la centroizquierda, en los últimos treinta años. Inició en los EE.UU. y Gran Bretaña y luego se extendió a la UE. En el siglo XX tanto la gestión liberal como la gestión keynesiana no pudieron, ni pueden, cancelar la crisis económica y la guerra imperialista.

Un asunto principal es convencer a la mayor parte posible de la clase obrera, del pueblo trabajador acerca del verdadero carácter de la crisis, como una crisis de sobreacumulación sobre la base de la propiedad capitalista y de la explotación clasista; confrontar con argumentos el esfuerzo sistemático de desinformar y ocultar para encubrir las verdaderas causas y los factores de la crisis, las teorías sobre el “capitalismo casino”, la teoría de que la crisis se debe exclusivamente al sistema financiero, al “consumo excesivo” así como a su contrario, al “subconsumo”.

El movimiento obrero y sus aliados no deben quedarse atrapados en las diversas fórmulas de gestión de la crisis que aparecen hoy en la UE así como a nivel internacional porque no existe una fórmula de salida de la crisis a favor del pueblo. Todas las fórmulas que han sido claramente expresadas, se basan en la fuerza de trabajo barata, afectan a un gran número de sectores pequeños y medianos y apoyan las reestructuraciones capitalistas.

Hoy en día hay un debate intenso y existen serios desacuerdos entre los estados miembros de la UE, entre sectores de la burguesía en cada país, entre los partidos políticos burgueses sobre si una quiebra controlada es la solución, sobre si la zona euro debe permanecer intacta, sobre si la UE debe transformarse en una federación que posiblemente conducirá a la expulsión de algunos Estados etc.

Además, círculos políticos burgueses y empresariales fomentan la teoría de que la salida de la zona euro o incluso de la UE ayudaría a un gobierno burgués a liberarse de los compromisos de la moneda única, a imprimir su propio dinero, a atraer inversores que apuestan por una moneda nacional barata etc.

Esta posición tiene un carácter clasista en la medida que se promueve por sectores de la burguesía y especuladores; no tiene nada que ver con la posición clasista del KKE sobre el poder obrero y popular, la retirada de la UE, la cancelación unilateral de la deuda y la socialización de los monopolios, cooperativas de producción agrícola populares que estén integradas en cierto grado en la planificación central.

Las fuerzas oportunistas que toman una posición en contra de la receta alemana, promueven la relajación de la política fiscal y la quiebra controlada, así como la idea de que existe un programa político de transición de lucha y poder que puede equilibrar los intereses de los monopolios y del pueblo trabajador. Tal programa gubernamental que tiene resultados favorables tanto para los monopolios como para los pueblos no ha existido en ningún lugar, ni existe hoy, es decir en el sentido de haber sido confirmado en el ámbito nacional o en un grupo de países. No es casualidad que no se menciona ni un país como ejemplo de la aplicación de esta opción.

Estamos en un período en que las contradicciones interimperialistas en condiciones de una crisis profunda están empujando a sectores de la burguesía, a toda la burguesía de un país u otro para elegir si permanece en un campo imperialista o si va a otro, para decidir al lado de qué potencia imperialista le conviene estar. Además, en las alianzas imperialistas se producen realineamientos lo cual es un asunto fluido que en nuestra opinión está relacionado con la región más amplia del Mediterráneo Este e incluso África del Norte.

La alineación del movimiento obrero y de sus aliados con una u otra fórmula de gestión, con una u otra potencia imperialista significa sumisión y alistamiento bajo una bandera ajena. Veamos como son las cosas en la zona euro.

La burguesía alemana y la burguesía francesa se enfrentan a dilemas serios en cuanto al futuro de la zona euro. A pesar de sus contradicciones concluyeron, como sucedió en el pasado, a un compromiso temporal frágil que no alivia en absoluto la barbarie de las medidas contra los trabajadores y de las reformas reaccionarias, y además no niega las causas de la agudización de las contradicciones interimperialistas.

La tendencia dominante de la burguesía alemana plantea como prioridad el fortalecimiento del euro, la estabilidad monetaria, y niega a asumir el costo de la depreciación del capital en los países altamente endeudados. Una segunda tendencia que está fortaleciendo en la UE es la que quiere mantener intacta la zona euro para que el mercado europeo no se contraiga ante el antagonismo internacional duro. Una tercera tendencia cuestiona la forma actual de la zona euro en su conjunto y da prioridad a acercarse al eje China-Rusia.

Los gobiernos burgueses, los partidos liberales y socialdemócratas así como los llamados partidos de la izquierda, de la renovación, se alinean detrás de las fuerzas que expresan las contradicciones y tratan de asimilar al movimiento obrero y a sus aliados en una u otra versión de gestión que esquemáticamente la una se caracteriza como restrictiva y la otra como expansiva.

Estamos seguros de una cosa -sin subestimar las dificultades que traen las ilusiones y las visiones utópicas en el fortalecimiento del movimiento-, que objetivamente mayores sectores de la clase obrera entrarán en conflicto con las soluciones de gestión burguesa que trata de controlar la extensión de la depreciación de capital y la distribución del daño entre sus diferentes sectores.

Los partidos comunistas, la vanguardia radical no deben perder la independencia de juicio y acción ante los varios bloques que están de lado de una u otra potencia imperialista, con un sector de la burguesía en contra de otro, a favor de los estratos intermedios altos.

El carácter anticapitalista antimonopolista de la lucha debe fortalecerse y desde este punto de vista se deben tratan los compromisos y la dependencia que sufren los países y los pueblos que están integrados en las uniones imperialistas como la OTAN y la UE.

El carácter del patriotismo contemporáneo coincide con el derrocamiento del poder burgués y la propiedad capitalista de los medios de producción, la retirada de toda coalición interestatal capitalista y alianza imperialista.

Por lo tanto, el llamado frente anti-alemán o el frente antiamericano, es decir contra los EE.UU., por sí sólo no puede expresar o hacer frente a la lucha contra el imperialismo, contra las consecuencias de la crisis. Tampoco debemos pasar por alto que el capitalismo monopolista, es decir el imperialismo, determina el destino y el curso de los estados que no pertenecen orgánicamente a uniones imperialistas. Hoy en día no existen países que no estén conectadas de una manera u otra al sistema global y regional del imperialismo, es decir al mercado capitalista mundial, a sus mercados regionales. La vía de desarrollo capitalista es la vía que conduce a la incorporación más floja o más estrecha en el sistema imperialista y por lo tanto la lucha antiimperialista es anticapitalista, ya que nos encontramos en la fase imperialista del capitalismo.

Los pueblos no se vuelven más combativos cuando se influencian por opiniones que separan la política imperialista del capitalismo monopolista, cuando identifican el imperialismo solamente con las relaciones internacionales desiguales, con la intervención imperialista y la guerra, es decir cuando separan las contradicciones internas de las interimperialistas.

El Partido Comunista debe tener un papel dirigente en la organización independiente de la resistencia obrera y popular en todas sus formas para que la resistencia se conecte con la lucha por la completa derrota de la burguesía, doméstica y extranjera, como un invasor, para conectar en la práctica la lucha contra la guerra a la toma del poder. Por iniciativa y con la dirigencia del Partido se debe formar un frente obrero y popular con en las formas de actividad, bajo el lema: el pueblo proporcionará la libertad y la salida del sistema capitalista, que mientras predomina trae la guerra y la paz con una pistola en la cabeza del pueblo.

Hoy, en Grecia apoyamos la Alianza Popular que expresa los intereses de la clase obrera, de los semi-proletarios, de los pobres trabajadores autónomos y de los campesinos, así como de los científicos que trabajan por cuenta propia que aunque tienen mayor libertad que los trabajadores asalariados, se convertirán cada vez más en asalariados en grandes empresas capitalistas con bajos ingresos, o en desempleados o semi-empleados. Desde este punto de vista rechazamos todo apoyo a las fuerzas políticas que apoyan una u otra fórmula de gestión.

Hoy en día en Grecia se llevan a cabo procesos de reforma del sistema político, ya que el sistema de alternancia bipartidista de la ND liberal y del PASOK socialdemócrata no puede funcionar más, sobre todo debido a la desintegración del PASOK. Una gran parte del aparato del PASOK, de sectores de la aristocracia obrera y del sindicalismo pactista, de sectores de las capas medias que operaban como satélites de los monopolios, gestionaban una parte de las subvenciones de la UE, han cambiado de partido, se han trasladado a SYRIZA que se está transformando de un partido oportunista en el sucesor de la socialdemocracia, guardando algunas consignas con el fin de mantener el perfil de la renovación de la izquierda comunista.

El KKE ha resistido la gran presión que fue ejercida para tomar parte en un gobierno con SYRIZA en su núcleo, es decir en un gobierno cuyas posiciones programáticas tendrían una clara dirección de apoyo al desarrollo capitalista, con contradicciones que determinan de antemano su plena asimilación cuando se convierte en mayoría gubernamental. Esta posición ha traído un coste electoral pero no ha privado el partido de su capacidad después de las elecciones de movilizar y organizar a las masas populares. Es un legado para el futuro para un movimiento que evitará las trampas peligrosas y los errores que pueden dañar los intereses populares y que finalmente lo aplastarán por un período de tiempo largo y crucial.

El KKE dejó su posición clara desde el primer momento de las movilizaciones en los países de África del Norte así como del inicio del conflicto armado en Siria. Cualquiera que sea la participación popular, en particular en Egipto y Túnez, ha señalado sin duda los problemas populares en el país, los derechos de los trabajadores, el deseo de un cambio de política. Pero no podemos cerrar los ojos ante el hecho de que fueron provocados o utilizados por las potencias imperialistas fuertes encabezadas por los EE.UU. y sus antagonistas por el control de los recursos naturales, con el fin de cambiar el gobierno por fuerzas que lo podían controlar mejor. Hemos dicho claramente que fue parte del plan que Bush había declarado como plan de “democratización” de los países árabes y del mundo árabe. Los acontecimientos en Siria tienen sus raíces en los problemas económicos, sociales y políticos que están experimentando la clase obrera y las demás capas populares. Pero nosotros nos oponemos a cualquier intento de una intervención imperialista de los EE.UU., la UE, la OTAN, Israel, Turquía, Qatar, Arabia Saudita. Hemos puesto de manifiesta al pueblo griego que los EE.UU., la UE e Israel están interesados en desestabilizar y debilitar la correlación de fuerzas en el régimen burgués sirio, porque su liderazgo es un aliado de Palestina y Líbano, se opone a las posiciones y a los planes imperialistas de los EE.UU., la OTAN e Israel, hoy está bombardeando Gaza sin piedad y está ocupando territorios palestinos, libaneses y sirios. El debilitamiento, el derrocamiento del régimen sirio abre el apetito de los imperialistas para atacar Irán, para proceder a nuevos desmembramientos de estados en la región, es decir un efecto dominó de desestabilización y de derramamiento de sangre que traerá nuevas guerras e intervenciones imperialistas.

Consideramos que todos debemos trabajar en la lucha antiimperialista antimonopolista común por el desencadenamiento de los organismos imperialistas, la eliminación de las bases militares extranjeras y de los nucleares, el regreso de las fuerzas militares de las misiones imperialistas y la integración de esta lucha en la lucha por el poder.


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