Intervención del KKE al Seminario Ideológico del PCV
Caracas, 18-19 de Julio de 2006
D. Gontikas, Miembro del BP de CC de KKE
Queridos camaradas:
Primeramente, permítannos agradecer al PCV la invitación a participar en este seminario ideológico internacional. Saludamos a todos los camaradas que están aquí presentes representando partidos comunistas y movimientos revolucionarios.
Es una iniciativa importante ya que los acontecimientos en Améria Latina emocionan a amplios sectores de los trabajadores y la juventud. Además, vamos a enriquecer nuestra experiencia a través de las elaboraciones y la práctica del Partido Comunista de Venezuela, de los éxitos y los nuevos temas que se presentan en la marcha de los cambios antiimperialistas en Venezuela, la agudización de la lucha de clases y la lucha ideológica en lo que se refiere a la actualidad del socialismo.
Nuestro partido, inmediatamente después del derrumbe contrarrevolucionario del socialismo en Europa, formuló sus primeras ideas sobre las causas de la derrota y se ocupó más detalladamente de elaborar su programa que tiene como objetivo el socialismo. A la vez, seguimos estudiando esos temas, consideramos que es necesario que sean temas de estudio, de discusión y preocupación fundamentales entre los partidos comunistas y obreros. Consideramos que es una discusión que hace falta planificar y desarrollar más sistemáticamente.
El KKE considera que la contribución histórica del socialismo en el siglo XX constituye una gran herencia para el actual movimiento revolucionario y un legado para el futuro, y siendo así debemos defenderla.
El cambio en la correlación de fuerzas a nivel internacional no modifica el carácter de nuestra época, que es la época de transición del capitalismo al socialismo. Esta convicción nuestra se basa en la teoría leninista del imperialismo que se reconfirma de manera multifacética, en su naturaleza como el nivel superior y final del capitalismo. Además, tomamos en cuenta la experiencia de la práctica diaria que reconfirma sus características típicas, el desarrollo desigual, la agudización de las contradicciones y los antagonismos interimperialistas, las guerras y las intervenciones imperialistas. Se demuestra a través de la agudización de todas las contradicciones dentro del sistema imperialista, de la agudización de todos los problemas de los trabajadores en el mundo capitalista.
Se basa en los propios acontecimientos, en los éxitos de la Cuba socialista y en los pasos sociales que se dan en Venezuela que demuestran que no puede haber medidas a favor de los trabajadores sin rupturas profundas, pero también en los fracasos del movimiento que en realidad tienen que ver con ignorar las leyes de la lucha de clases.
Sobre estos elementos y el rechazo masivo de las reestructuraciones capitalistas, primeramente en países latinoamericanos y ahora también europeos, se fundamenta la posibilidad objetiva de romper la cadena imperialista y realizar victoriosamente la revolución socialista. Defendiendo el leninismo, defendemos la credibilidad de nuestro proyecto y nuestra perspectiva revolucionarios.
En el marco de estas perspectivas, contamos con el hecho de que amplias fuerzas obreras y populares tienen que madurar y prepararse, contamos con la correlación de fuerzas y, a la vez, valoramos que no hay otro camino para cambiar la correlación de fuerzas, para cerrar filas y aumentar la lucha de clases sino a través de la lucha contínua contra los monopolios y el imperialismo.
La posibilidad que existe hoy en día a raíz de las contradicciones complejas y crecientes que enciende el imperialismo, de que fuerzas más amplias cierren filas en la lucha antiimperialista se conecta más orgánicamente con la perspectiva de derrumbar el capitalismo. La tendencia de la lucha de clases se dirige cada vez más hacia la solución de esta contradicción. El papel de la clase obrera y de su moviemiento, de los partidos de la clase obrera, la orientación clasista del movimiento obrero constituyen factores de una importancia cada vez mayor, incluso en la posibilidad de construir alianzas viables en una dirección antiimperialista-antimonopolista.
Los comunistas tienen que mantener su plena independencia para poder jugar su papel y llevar a cabo las tareas difíciles y complejas de la lucha de clases. Agudizar el enfrentamiento con las distintas políticas socialdemócratas y oportunistas que tienen como meta desorientar y enjaular el movimiento obrero y popular hacia caminos que no cuestionen radicalmente el sistema capitalista de explotación, con aquellos que consideran que puede haber un “capitalismo con rostro humano”.
El denominador común de esas falsas ideas socialdemócratas y oportunistas es ofuscar el carácter del imperialismo como capitalismo monopolista cuya continuación histórica es el socialismo.
Rechazamos las opiniones que consideran que el llamado “movimiento antiglobalización” señaliza el fin del movimiento obrero y comunista. Concepciones de un “socialismo” con mercado capitalista que mantenga la propiedad monopolista sobre los medios fundamentales de producción en realidad presentan la utopía de un capitalismo con rostro humano. Innatas a estas opiniones son concepciones que yuxtaponen lo social a lo político, que subestiman, rebajan e incluso niegan la necesidad de la lucha política y de la exitencia de un partido comunista capaz a solucionar la cuestión del poder.
Se demostró, además, que las peculiaridades nacionales e históricas que sin duda alguna existen y que hace falta que se tomen seriamente en cuenta en la elaboración de la estrategia, no revocan las leyes del capitalismo, de la lucha de clases y, finalmente, de la revolución socialista.
Los proyectos sociales, los cambios que esos proyectos tienen como condición y, sobre todo, la necesidad de que esos cambios se profundicen, la agudización de las intervenciones imperialistas y de la lucha de clases hicieron surgir, y no por casualidad a nuestro juicio, el amplio debate sobre el socialismo y las características fundamentales que lo definen. Sus experiencias serán un aporte importante en el crecimiento del movimiento internacional, pueden ayudar a enfrentar las especulaciones que se cultivan por parte de ciertas fuerzas que por un lado hacen referencia al socialismo pero por el otro lado actúan hacia una dirección totalmente opuesta.
En lo que se refiere a nuestro país, nosotros consideramos que la línea de lucha antimperialista, antimonopolista, democrática y la construcción del relevante frente social y político contribuyen a reunir la gran mayoría del pueblo, a resistir y a defender sus intereses frente a la agresión del gran capital. Es el camino que ayuda a cambiar la correlación de fuerzas, a lograr de acercarse y bajo algunas condiciones de realizar el paso al socialismo. En comparación con los años anteriores, esta lucha se conecta más y se insierta orgánicamente en la lucha por derrumbar el capitalismo. Incluye rupturas que socavan los fundamentos del dominio capitalista. Crea condiciones para que la clase obrera y sus aliados conquisten el poder político.
El programa del KKE señala a través de qué caminos posibles y qué formas se pueda solucionar el problema fundamental del poder político. Tratamos de armar ya el movimiento obrero para que aproveche todas las posibilidades para presionar hacia adelante, para que esté en alerta frente a todos los acontecimientos posibles. Tratamos de aprovecharnos de la experiencia de las revoluciones del siglo XX, la experiencia actual, evitando la unilateralidad o el absolutismo.
Los enfrentamientos sociopolíticos, los conflictos clasistas, harán surgir, pondrán a la agenda el problema del poder. El KKE trata firmemente de convencer de que no es suficiente con que los partidos burgueses y sus aliados se vayan del timón gubernamental. De que lo que hace falta es que se derrumbe el estado burgués y sus aparatos, que se cree un nuevo poder popular que en definitiva no es otro que el poder socialista.
Por supuesto, el salto revolucionario no se determina por nuestro propio deseo. Se necesitan las condiciones objetivas y subjetivas para la revolución socialista. La correlación de fuerzas determina en cada fase las conquistas del movimiento obrero popular.
En condiciones de crecimiento del movimiento popular, de culminación de la lucha de clases, cuando ya haya comenzado el proceso revolucionario, puede surgir un gobierno, como órgano del poder popular, sin elecciones generales y procesos parlamentarios, que esté conforme con el pueblo trabajador. Un poder semejante se identificará o lo separará una distancia formal del poder de la clase obrera y sus aliados.
En condiciones de enfrentamientos clasistas y de gran desgaste de la influencia de los partidos burgueses y sus aliados, puede surgir un gobierno de fuerzas antiimperialistas a base del parlamento sin que se hayan formado las condiciones para el paso revolucionario. Tomar medidas gubernamentales para aliviar el pueblo, contra el capital transnacional, contra la dependencia, contra las uniones imperialistas, puede unir y convencer sobre la necesidad de una ruptura general. El KKE aspira a que un gobierno semejante, con su accionar y con la intervención popular general, pueda contribuir y dar inicio al proceso revolucionario.
El tiempo que se va a definir si el gobierno avanzará hacia adelante probablemente no será muy largo. La experiencia hasta ahora ha demostrado que será breve. Si los acontecimientos no tomarán un camino positivo en su conjunto para que el gobierno se apoye firmemente, sólido y activamente en la intervención popular, en la movilización popular, lo más probable es que se derrumbe bajo la reacción sistemática de la burguesía y la intervención imperialista. Por supuesto, su derrumbe no significa necesariamente un revés total, ya que no se descarta de que este esfuerzo de derrumbarlo ayuda a que se entienda mejor la necesidad de derrumbar radicalmente el sistema capitalista.
Tanto en el primer caso como más aún en el segundo, la clave será el papel de la clase obrera y del KKE, así como la actitud de las capas intermedias.
Consideramos que lo principal es que el Frente, con la dirección del sector más combativo y experimentado de la clase obrera, del KKE, conquiste la capacidad de pasar a tiempo por todas las formas de lucha para enfrentar la reacción y el contrataque que recibirá por parte de la clase dominante del país y de los organismos imperialistas internacionales que querrán detener las medidas que socavan el sistema y conducen a la creación del estado obrero revolucionario.
La forma que tomará el estado revolucionario se determinará en el marco de la lucha revolucionaria. Su esencia es el dominio de la clase obrera que junto con sus aliados está llamada a realizar el derrumbe de la dependencia imperialista y la gigantesca obra de la construcción socialista. A aplicar una amplia democracia para los trabajadores, que por primera vez adquieren fuerza para vencer la resistencia de las clases explotadoras y los imperialistas. La forma del nuevo poder se influirá incluso por la actividad de otros factores, como es el ordenamiento de las fuerzas clasistas, el nivel de desarrollo económico y político, la correlación a nivel regional e internacional, el nivel de concientización del pueblo, las particularidades del país. De todas maneras será una forma de democracia superior, en contradicción radical a la dictadura de los monopolios, del gran capital que no es otra cosa que la violencia del poder de una minoría contra el pueblo.
El KKE se dirige al pueblo griego, especialmente a la clase obrera y las más oprimidas y pobres capas del pueblo, para que se concienticen y asuman la obligación a conformar un frente de lucha popular, sociopolítico que en su centro tendrá la contrariedad y la ruptura con los intereses de los monopolios y el dominio imperialista. Un polo autónomo de aquellas fuerzas sociales y políticas que apoyan y administran el sistema capitalista, que preparan el camino para las opciones de la Unión Europea y la OTAN.
El KKE, trabajando por desarrollar la unidad y la combatividad del frente de lucha antiimperialista, antimonopolista, democrático, mantiene a la vez su independencia ideológica, política y organizativa. Considera su tarea práctica exponer abiertamente al pueblo su programa, presentar la necesidad y la actualidad de la transformación socialista.
En este camino, en esta lucha juega también un papel importante la correlación de fuerzas internacional, un papel importante puede jugar la solidaridad internacional y la colaboración del movimiento comunista y ampliamente el movimiento antiimperialista. Sobre todo hoy, si tomamos en cuenta el hecho incuestionable de que el imperialismo tiene una estrategia elaborada y unitaria frente al movimiento obrero popular, frente a los pueblos y los países que considera “terroristas”, se presenta como algo más urgente y necesario la conformación de una estrategia unitaria del movimiento comunista internacional, de las fuerzas antiimperialistas por región, continente, mundialmente. Este hecho no entra en ninguna contradicción con la obligación que tiene cada partido en su país, por la complejidad que presenta la lucha de clases en cada país.
Hoy en día, a pesar de los pasos dados, el movimiento comunista internacional se mantiene organizativamente e ideológicamente separado, está todavía en crisis. Siguen ejerciéndose presiones para su integración en el sistema imperialista, para que los partidos comunistan y la identidad comunista se disuelvan en formaciones amplias “de izquierda”, para que se abandone la independencia política e ideológica. En las filas del movimiento comunista continúa la lucha entre las ideas comunistas revolucionarias y las ideas reformistas y oportunistas.
Una serie de movilizaciones masivas y grandes batallas políticas y clasistas que tuvieron lugar en Europa demuestran que a través de esta lucha van madurando más las fuerzas sociales y políticas que a través de la lucha antiimperialista, antimonopolista y democrática ven que el único desenlace es el socialismo.
Con todo lo anterior se relaciona la actitud de los comunistas frente a movimientos y estructuras como los foros sociales. Nosotros saludamos las primeras movilizaciones que expresaban una ola de indignación y protesta, a pesar de su vaga orientación y subrayamos la diversidad de las corrientes que había. Sostuvimos que la lucha entre las distintas corrientes iba a ser fuerte y su desenlace iba a definir la posibilidad que surja un movimiento radical, antimonopolista, antiimperialista o iban a predominar fuerzas de consenso y conciliación que dirigirían el movimiento a la quiebra. Sin embargo, desde el primer momento que este movimiento adquirió un prestigio, infiltraron intencionadamente fuerzas socialdemócratas, incluso gubernamentales, oportunistas y anticomunistas que querían que los trabajadores lucharan según sus propias medidas, ya que vieron la posibilidad de manipular este vago movimiento.
Por eso no acordamos con las propuestas que querían que este movimiento multifacético se enjaulara en una estructura única. A la vez participamos en muchas movilizaciones, en varias manifestaciones de solidaridad, en encuentros particulares que realizaron los partidos comunistas, apoyamos a las fuerzas radicales en la medida de nuestras posibilidades.
Sin embargo, nos negamos participar en las estructuras de los foros, no porque había distintas fuerzas sino porque era obvio que la manipulación había sellado desde el primer momento las actividades. La trayectoria de los foros sobre todo en Europa es decadente. Allí donde aparece una dinámica, eso no se debe a la dirección de los de arriba, sino a los movimientos que brotan en los distintos países contrarios a la política de los gobiernos y la política de los Estados Unidos. Ciertos partidos consideran que la participación señala el esfuerzo de influir hacia una dirección positiva, desde adentro.
Nuestra experiencia nos demuestra que la participación se utiliza para fortalecer las fuerzas de dirección que tienen el apoyo de mecanismos de transnacionales y ciertos gobiernos que quieren todo salvo un movimiento contra las opciones imperialistas. Se trata de fuerzas que utilizan el accionar internacionalista con consignas confusas y controvertidas para mejorar su perfil en el interior. Surgen nuevas organizaciones e iniciativas, se liberan luchas, existen actos de solidaridad. El criterio de la participación no puede ser si estamos de acuerdo en todo, sino si fortalecen la unidad de fuerzas y la experiencia a través del accionar común. Otra cosa es la diversidad de tendencias en un movimiento que da sus primeros pasos y otra cosa es enjaularlo todo en un “movimiento” ya manipulado.
Por supuesto, en las actividades de los foros, sobre todo en regiones donde el movimiento está en ascenso, participan fuerzas combativas, luchadores de buena fe, pero en Europa no es así. Consideramos que esta cuestión tiene que ser objeto de un diálogo camaraderil y de un intercambio de experiencias. De lo que se trata es contribuir al desarrollo de un frente internacional fuerte de alianza de las fuerzas antiimperialistas y antimonopolistas.
El desarrollo del movimiento antiimperialista antimonopolista pasa principalmente por enfrentar los serios problemas que caracterizan el movimiento comunista. La defensa de la identidad comunista y la lucha contra el oportunismo constituyen una condición necesaria e imprescindible para promover la causa del socialismo. Hace falta demostrar más decisivamente y concretamente la idea comunista, un polo comunista que enfrentará colectivamente y coordinadamente las dificultades y los problemas de la lucha, que será el catalizador de la lucha antiimperialista, de los diversos movimientos y organizaciones populares a nivel internacional.
Agradecemos una vez más la invitación a participar en este seminario tan necesario e interesante. Deseamos nuevos éxitos en nuestra lucha común.
e-mail:cpg@int.kke.gr