Discurso de la SG del CC del KKE, Aleka Papariga, en el 13o EIPCO
Estimados camaradas;
Les damos una
bienvenida calurosa una vez más en Atenas. Como ya saben, aquí
tuvo lugar, por iniciativa de nuestro partido, el primer encuentro de
partidos comunistas y obreros en 1998 para la coordinación, la acción
conjunta y el reagrupamiento del Movimiento Comunista Internacional
que está experimentando una crisis ideológica, política y organizativa.
En 2005 aquí,
en Atenas, decidimos de manera colectiva de que este encuentro internacional
viajase a otros Estados y continentes, a Europa, América Latina, Oriente
Medio, Asia y África. Hoy en día nos encontramos de nuevo en Atenas
para estudiar la experiencia, sacar conclusiones de este curso importante,
intensificar nuestros esfuerzos en las nuevas condiciones de la crisis
capitalista profunda, de antiguos y nuevos focos de guerra por el reparto
de los mercados.
Cuando aparecieron los primeros signos de la crisis en nuestro país, nos encontramos ideológica y políticamente preparados para llevar a cabo, con un ajuste muy rápido, las grandes tareas, para especializar nuestra estrategia y táctica, contribuir a la agrupación y aumentar la militancia de las fuerzas obreras y populares, con demandas radicales y formas de lucha avanzadas. Esta preparación se debe, en nuestra opinión, a dos factores combinados que, permítanos decir, su importancia va más allá del nivel nacional:
- El KKE ha defendido el socialismo y la contribución de la URSS a la lucha de los pueblos de la ofensiva anticomunista furiosa, incluso en las condiciones más difíciles. Pero no se limitó en esto. Desde principios de la década de 1990 dimos prioridad al estudio científico necesariamente largo en base a los archivos, sobre las causas de la victoria de la contrarrevolución en la URSS y los demás países socialistas. Después de 18 años de estudios, concluimos en la resolución del 18º Congreso mientras seguimos profundizando en asuntos de la superestructura política, de los órganos de poder, del control obrero. Es verdad que la experiencia adquirida destaca la necesidad del poder obrero, la socialización de los medios de producción y la planificación central en oposición a la percepción del “Socialismo del siglo XXI” o del “socialismo del mercado”, que no tienen nada que ver con el socialismo científico y la experiencia de la construcción socialista. Cuando se promovieron las leyes del mercado en la construcción socialista y las relaciones de producción socialistas y el control obrero se debilitaron, empezó la cuenta atrás hacia la contrarrevolución.
- Al mismo tiempo prestamos especial atención al estudio de los acontecimientos económicos y políticos en la UE, en el sistema imperialista, de las contradicciones y la competencia, y, por supuesto, de los acontecimientos económicos en Grecia, centrándonos en las consecuencias que hemos tenido y, sobre todo, que vamos a enfrentar como Estado miembro, mientras las tendencias centrífugas hoy día son evidentes. Además, se ha demostrado muy útil, incluso para el presente, el estudio de los veinte años de la historia del Partido y del movimiento en Grecia durante el período 1949-1968. Este periodo es adecuado para el estudio crítico y la evaluación de la estrategia del Partido en un periodo de desarrollo del capitalismo griego y de su adaptación a la Comunidad Europea. Hemos tratado este asunto de modo crítico y autocrítico, pero además desde el punto de vista del impacto del curso del movimiento comunista internacional, del que formamos parte integral.
En el mismo
periodo, no ha habido algún problema político de mayor o menor importancia,
y, sobre todo, problema obrero popular socioeconómico sobre el cual
no intentamos, con trabajo desde la base, agrupar fuerzas en base social
y clasista, iluminar ampliamente el
pueblo sobre la crisis, su carácter y la salida, organizar y escalar
la lucha de clases en todas las formas desde arriba hacia abajo y viceversa,
para atraer nuevas fuerzas obreras populares. Se hizo un esfuerzo
casi sin precedentes con nuevas formas de lucha y bajo la consigna de
desobediencia e indisciplina a organizar colectivamente por ejemplo
la resistencia para que el pueblo no pague los peajes los fines de semana
en verano, el billete de entrada en las playas privatizadas y recientemente
el impuesto sobre la propiedad que se incluye en la factura de electricidad
y se acompaña por la amenaza inaceptable y sin precedentes de corte
del suministro de electricidad, independientemente de si el importe
que corresponde al consumo de electricidad ha sido pagado. El frente
principal de lucha se dirige, por supuesto, contra el paro, contra el
recorte de salarios y pensiones, contra los despidos en el sector público
y privado, la abolición de los convenios colectivos, las formas de
trabajo temporales y flexibles, contra la reducción enorme de la financiación
de los fondos de la seguridad social, la educación, la salud, la prevención
y el bienestar, contra el recorte drástico a expensas de las personas
discapacitadas, contra la reducción o incluso la abolición de prestaciones
por maternidad, de la financiación de las guarderías etc.
Al mismo tiempo,
hemos llevado a cabo un amplio trabajo ideológico y político con debates
y conferencias sobre asuntos de suma importancia como es el socialismo,
la historia del partido, el tema de la crisis económica capitalista,
y el reagrupamiento del movimiento obrero.
La participación
en el debate se organizó dentro del partido, hasta las organizaciones
de base del Partido, se extendió a los órganos de la KNE y a
sus organizaciones de base en varias formas.
Hoy prestamos
atención especial y seguimos muy atentos el peligro de un conflicto
militar relativamente más generalizado en la zona geoestratégica del
Mar Negro, del Oriente Medio, del Mediterráneo Oriental, y por supuesto
elaboramos una postura específica contra la guerra imperialista, independientemente
de los pretextos que serán utilizados, y sobre todo elaboramos la estrategia
de transformación de la guerra en lucha por el poder. La burguesía
de nuestro país estará en el lado de uno u otro eje o polo imperialista
con el objetivo de participar en el reparto de los mercados, de modo
que no se encuentre al margen. El pueblo no debe derramar su sangre
por los intereses de los imperialistas, ni los suyos ni de otros. Lo
mismo es cierto para los demás pueblos también.
Se trata de un
asunto que exige la postura común de los partidos comunistas y de los
movimientos obreros, un asunto en que la unidad es de suma importancia.
Debemos tener la oportunidad, tal vez en un próximo encuentro regional
o local, a intercambiar opiniones sobre este asunto tan grave, reforzando
en todo caso el frente contra el llamado “mundo multipolar” que
constituye un esfuerzo de manipulación de los pueblos e incorporación
en el sistema imperialista y en sus contradicciones.
Es obvio hoy en
día que hay un impasse en la gestión burguesa de la crisis; las recetas
clásicas no se pueden aplicar como se aplicaron en el pasado aunque
con dificultad; la administración de las consecuencias de la crisis
es imposible, sobre todo el desempleo y la pobreza. Estimamos que la
recuperación cuando venga será débil y quizás antes de suceder habrá
un nuevo ciclo de crisis.
El movimiento
obrero y sus aliados, sobre todo los trabajadores autónomos sin personal
y otros pequeños empresarios pobres que están enfrentando la quiebra,
los pequeños campesinos pobres deben mostrar resistencia ante la dureza
y la complejidad de la lucha, ante la intransigencia del enemigo. Hoy,
la postura defensiva no puede traer ningún resultado porque estamos
en condiciones de un ataque que tiene en el punto de mira la abolición
de logros sacados en el siglo XX, particularmente después de la II
Guerra Mundial en Europa.
Lo que se requiere
hoy es la planificación y la escalada de la lucha de clases, para poner
–en la medida de lo posible– obstáculos a las medidas que vienen,
a atrasar las nuevas decisiones y ganar tiempo para el contraataque,
cuyo desenlace debe dirigirse al derrocamiento del poder de los monopolios,
del sistema político burgués, por el poder obrero popular, por el
socialismo. Las medidas que se toman en nombre de la crisis o de
la regulación de la crisis a favor de los monopolios, van más allá
de la propia crisis; son medidas que tienen como objetivo el reinicio
de la rentabilidad en el período de recuperación, la cual incluso
los propios Estados capitalistas no consideran que será estable e impetuosa.
Grecia está en un curso de quiebra controlada, mientras que una quiebra
incontrolada es bastante posible, así como la salida de la eurozona,
la utilización de un doble euro, un euro internamente infravalorado
y un euro externo que será determinado por la UE y el FMI para proteger
tanto como sea posible a los acreedores.
Ninguna propuesta
política burguesa, liberal, socialdemócrata de izquierdas, de “renovación”,
no puede constituir una salida política a favor del pueblo, no puede
proteger al pueblo de la indigencia ni a corto tiempo, y mucho menos
a largo plazo, si no plantea como cuestión de principio la ruptura
con los monopolios –industriales, bancarios, navieros, comerciales–
es decir ruptura con la propiedad capitalista, sus instituciones estatales,
sus alianzas internacionales.
Lo que tiene importancia
hoy en nuestro país, así como en Europa en general, es hacer
frente desde un punto de vista clasista al engaño total del pueblo
de que experimentamos una crisis de deuda, una crisis de los índices
financieros, que la crisis ha surgido a causa de la mala gestión, del
despilfarro de dinero a servicios sociales en lugar de dirigirse a inversiones
productivas y otras. Es decir que la crisis se debe al modelo productivo
de desarrollo y a la baja competitividad, es decir que todos, todas
las clases y las capas sociales consumen más de sus ingresos; que se
debe a la mala arquitectura de la construcción europea, según sostienen
con pequeñas diferencias tanto partidos burgueses como partidos reformistas
y oportunistas.
Todas estas
versiones distorsionan la realidad, ocultan que se trata de una crisis
de sobreacumulación de capitales que expresa la agudización de la
contradicción fundamental del capitalismo. Disocian la economía de
la política, obstaculizan el desarrollo de la conciencia antimonopolista
anticapitalista radical. Los trabajadores en Grecia, en la eurozona
deben rechazar la teoría que la protección del Estado de la quiebra
es un objetivo nacional, que se exigen sacrificios para lograr este
objetivo que incluso se denomina patriotismo contemporáneo. Los trabajadores
no son responsables para la deuda pública y no tienen que pagarla.
La indignación
del pueblo no es suficiente para llevar a cabo el contraataque popular
a menos que obtenga un contenido antimonopolista en esencia anticapitalista.
No se debe subestimar la experiencia de la burguesía y de sus partidos
en distender y desviar el descontento popular, algo que fue observado
además en el caso de la llamada “primavera árabe” con una u otra
particularidad en los varios países. Así que la cuestión ruptura
o sumisión es absolutamente oportuna.
El llamado
frente anti-memorándum
En nuestro país
incluso fuerzas burguesas y oportunistas, y especialmente intelectuales
apologistas del sistema capitalista y de su renovación que ejercen
crítica al Memorándum, lo denuncian como ineficaz para la salida de
la crisis, argumentando que impone sacrificios unilaterales. Denuncian
el Memorándum que fue elaborado por la UE, el BCE y el FMI porque,
según sostienen, rompe la “cohesión social”, trae más cerca la
amenaza –como dicen característicamente– de la explosión social
revelando su hostilidad hacia la lucha de clases. Promueven distintas
variaciones de gestión burguesa que supuestamente traerá el equilibrio
y la cohesión para que los capitalistas y los monopolios por un lado
y los obreros, el pueblo por el otro, puedan vivir en consenso entre
ello, y todos juntos servir el desarrollo capitalista, una Grecia fuerte
en la eurozona, en el núcleo duro de la UE. Fomentan la ilusión de
que puede haber intereses unificados en la salida de la crisis. El mayor
servicio que ofrece el oportunismo en el esfuerzo de estabilización
del sistema político burgués es la posición que la salida de la crisis
y el alivio del pueblo no debe ser un objetivo de lucha a nivel del
Estado-nación sino a nivel europeo, considerando que ninguna ruptura
no es posible llevarse a cabo a nivel nacional mediante el ascenso de
la lucha de clases y la solución de la cuestión del poder.
Ante los impasses
de la gestión de la crisis ocurrió algo que fue totalmente previsto
y normal para los defensores del sistema capitalista, es decir, se formó
un gobierno de coalición mediante los procesos del Parlamento y la
intervención dinámica de la UE, entre los dos partidos burgueses básicos
y un pequeño partido de ultraderecha que en los últimos años hace
el trabajo sucio de la provocación y del anticomunismo de parte del
PASOK sobre todo, así como de la ND.
El aunamiento
de los partidos burgueses, ante el movimiento emergente, ha intensificado
las preguntas y los pensamientos sobre si el sistema político burgués
conseguirá manejar esta situación mediante la cooperación directa
de los partidos burgueses o si se deben formar dos polos de cooperación,
uno de la centroderecha y otro de la centroizquierda. La burguesía,
por supuesto, desea que el núcleo de esta cooperación se forme por
los dos partidos burgueses, el liberal y el socialdemócrata. Al mismo
tiempo se preocupa si esta cooperación facilita la liberación de fuerzas
obreras populares de ambos partidos, sobre todo del PASOK socialdemócrata.
Durante el último período se ha discutido abiertamente que debe existir
un frente más amplio para imponer el consentimiento popular y con el
objetivo de impedir la difusión amplia y el impacto de la propuesta
política del KKE.
Es interesante
la agilidad aventurera de la corriente oportunista en cuanto a la política
de alianzas, porque de un día al otro la modifica. Algunas veces se
habla de unidad de las fuerzas de la izquierda, otras veces de unidad
de fuerzas progresistas y de izquierdas, otra vez habla de fuerzas patrióticas
y progresistas, y en otro momento de fuerzas democráticas en un intento
de acercarse a fuerzas del espectro del partido burgués liberal. Sin
embargo, en lo que se mantiene firme es que promueve como solución
política alternativa propuestas que han sido adoptadas en el marco
de la competencia de las potencias capitalistas dirigentes. Una propuesta
indicativa es la supuesta solución del eurobono, de préstamos exclusivamente
del BCE, de la cancelación parcial de la deuda mediante la renegociación
entre los gobiernos. Insisten en que la unidad y la salvación de la
eurozona están en interés del pueblo, adoptan varios aspectos incluso
la propia gobernanza económica, promueven como asunto crucial el aumento
de la competitividad, la nacionalización de los bancos, mientras a
veces se atraen por el ejemplo de Argentina o destacan el ejemplo de
Hungría, en otro caso consideran que otro gobierno en la UE hubiera
tratado los asuntos mejor, demostrando que son administradores confiables
del sistema. Esto es válido también para el Partido de la Izquierda
Europea que promueve posiciones similares.
El frente progresista
contra el Memorándum que proponen fuerzas del oportunismo, no representa
una amenaza para el sistema; es una variación de la negociación burguesa.
Al mismo tiempo se promueve el asunto de la postura patriótica contra
Alemania y Francia y estas fuerzas fingen que no entienden que la unión
interestatal capitalista regional o mundial y la cooperación de cualquier
forma se rigen por la ley del desarrollo desigual que significa desigualdad
en las relaciones políticas. Fingen no ver el antagonismo entre los
Estados capitalistas, entre los monopolios del mismo sector.
Hoy en día en
Grecia, así como en otros países capitalistas, especialmente
en el viejo mundo capitalista de Europa, se derrumban los tabúes y
los mitos que habían ejercido influencia sobre los pueblos. Su núcleo
principal es que la UE constituye una inevitabilidad, que es inconcebible
que un pueblo no quiera adherirse o que quiera retirarse de la UE, o
que la UE puede transformarse en una Europa de los pueblos a través
de la elección de gobiernos de izquierdas o de coaliciones de fuerzas
de izquierdas y progresistas. ¿Qué mitos se han puesto al descubierto?
Primero
que la UE es una familia, una alianza con solidaridad social y unidad
permanente, y que más allá de la UE sólo puede haber caos.
Los Estados burgueses
se ven totalmente unidos y solidarios entre ellos en cuanto a la explotación
clasista y al golpe del movimiento. Están divididos entre ellos y compiten
sobre el reparto de las ganancias en período de altas tasas de desarrollo,
así como de las pérdidas en período de crisis.
Segundo
el período desde 2008 hasta la fecha es suficiente para derribar todo
lo que llevan años diciendo apoyándose en teorías burguesas y oportunistas,
es decir que los pueblos pueden controlar el capital, los monopolios
y su dominio en la economía. Esta experiencia invalida la consigna
sobre el control de los mercados por el poder político, que la política
debe preceder a los mercados y la consigna oportunista supuestamente
innovadora “el hombre por delante de los beneficios”.
Tercero
que la llamada globalización es decir la economía capitalista mundial
refuerza la cooperación, asegura los mismos pasos y la convergencia
entre los países capitalistas. Incluso a principios de la década de
´90 se decía que la abolición de la guerra y la solución pacífica
de los conflictos tendrían prioridad.
La guerra no fue
abolida nunca desde que terminó la II Guerra Mundial. Se ha desarrollado
tomando la forma de decenas, centenas de guerras locales, y hoy en día
se ha empezado una nueva ronda de reparto de los mercados. La profunda
crisis que experimentamos, anuncia no sólo nuevos focos de guerra sino
también la posibilidad de un conflicto generalizado entre las potencias
imperialistas poderosas en el futuro próximo. La implicación de Grecia
será aún más peligrosa para el pueblo. Grecia ya se ha visto implicada
en guerras locales mediante sus bases militares, el paso de tropas,
la participación en fuerzas de ocupación.
Cuatro
Es posible de que se pierda significativamente el valor de la llamada
obediencia a la legitimidad burguesa, la disciplina, la sumisión a
las leyes bárbaras clasistas adoptadas en Grecia por el parlamento
burgués, así como a los órganos de la UE. Hay casos, como el de los
marineros, de los conductores de camiones cisternas y de taxis que continuaron
su huelga a pesar del hecho que los tribunales la declararon ilegal,
a pesar de la orden de movilización civil.
Sólo el poder
popular puede garantizar la soberanía popular y la retirada verdadera
de todas las alianzas imperialistas, como la UE y la OTAN.
Nosotros promovemos
los siguientes tres ejes: poder popular-retirada-cancelación unilateral
de la deuda. La retirada sin la socialización será también destructiva
para el pueblo, mientras que la socialización es imposible sin la retirada.
Hoy en día, más
que nunca, el pueblo puede darse cuenta de que no comparte la misma
patria con el capital, los monopolios y su poder. Por encima del idioma
nacional y el legado político ponen las ganancias y de acuerdo a estas
forman alianzas y lo sacrifican todo.
Por eso el término
patria adquiere un contenido esencial para el pueblo solamente a través
del poder obrero, con las instituciones de la participación obrera
popular, la defensa y la protección.
La política de
alianzas se limita en los acuerdos desde arriba en base a un programa
minimum, mientras que consideran que el movimiento es una palanca para
el reordenamiento de las fuerzas políticas para la formación de alianzas
de tipo de centroizquierda y políticas de administración del sistema.
Nosotros hablamos
al pueblo abiertamente de la alianza sociopolítica de la clase obrera
y los sectores populares pequeñoburgueses pobres de la ciudad y del
campo. Hablamos sobre el reagrupamiento del movimiento obrero popular
con clara orientación antiimperialista, antimonopolista, y en
última instancia anticapitalista. Que debe tener claramente en su orientación
utilizar en cada país cada fisura y grieta en la administración burguesa
para debilitar y derrocarla.
La política
de alianzas objetivamente tiene dos aspectos independientemente de la
variedad de formas que puede tomar: o bien tendrá
como objetivo la preservación y longevidad del poder político burgués
o bien habrá un acuerdo básico por la conquista del poder obrero popular.
Cada fisura en
el sistema político, en los mecanismos del poder capitalista, cualquier
cosa que puede debilitar el gobierno burgués y en general los partidos
burgueses, contribuye al fortalecimiento de las fuerzas de la alianza
popular por el derrocamiento radical del sistema de la explotación
capitalista, de la dictadura de los monopolios.
Luchamos sistemáticamente
contra opiniones de tipo “el problema de la economía griega son las
superganancias acumuladas en el sistema bancario o en las bolsas en
oposición a las ganancias en la industria, en la producción”. Contra
opiniones que dividen las ganancias en “legales” o “ilegales”,
que el capitalismo supuestamente sano se ha convertido en “capitalismo
casino”. Se necesita atención especial en la consideración del imperialismo
como política exterior y un tipo de relaciones interestatales, en lugar
de sistema socioeconómico, es decir capitalismo monopolista.
Otra variación
de la percepción socialdemócrata adopta la posición de necesidad
de “rehabilitación” del capitalismo, de su humanización, mediante
el control de las funciones más parasitarias del sistema financiero.
No quieren y no pueden reconocer el hecho que no existe empresa, grupo
monopolista que gran parte de los capitales que activa no sean externos,
es decir capitales prestados, y no propios de sus accionistas. En condiciones
en que la tasa media de las ganancias tiene una tendencia decreciente,
estas empresas tienen dificultad de tomar préstamos y así se dificulta
la ampliación de la producción y se produce una recesión. Además,
no quieren reconocer que los bancos no realizan solamente prestaciones,
no invierten solamente al mercado de dinero sino que además compran
o participan en el capital industrial. No aceptan la fusión del capital
bancario y del capital industrial.
Está claro
que en condiciones de crisis hay posibilidades de agudización repentina
de la lucha de clases, de entrada repentina de masas populares más
amplias sin la experiencia social y política necesaria. Somos conscientes
del peligro de que el movimiento se encuentre en fase de retroceso puesto
que experimenta la barbarie del desempleo, la pobreza, la indigencia,
las consecuencias de la violencia estatal y patronal, así como el impacto
ideológico de la ideología burguesa, del reformismo y del oportunismo,
bajo el impacto del anticomunismo desenfrenado que se promueve además
de modo oficial a través de los órganos del Estado y sus mecanismos
ideológicos.
A pesar de las
dificultades, la campaña de intimidación del pueblo en el nombre de
la crisis, la intimidación en los centros de trabajo, la impaciencia
de las masas sobre todo de aquellos que vienen de sectores populares
pequeñoburgueses que hasta hoy tenían un relativamente buen nivel
de vida, el KKE se ha mantenido firmemente orientado a la necesidad
y la actualidad del socialismo.
La agudización
de la crisis económica, las contradicciones dentro de la UE, la conciencia
anticapitalista emergente contribuyen para que la gente entienda más
fácilmente que se requiere un cambio radical profundo. Por supuesto
estos procesos no conducen de modo automático a la opción del conflicto,
a la firme participación en la organización de la lucha de clases.
Sin embrago, hoy el terreno para un conflicto ideológico-político
más profundo es relativamente más fácil, en comparación con años
anteriores cuando el deterioro de la situación de los trabajadores
se evolucionaba más lentamente en comparación con la tormenta de hoy.
El KKE llama al
pueblo a luchar para que los medios concentrados de producción en la
industria se conviertan en propiedad popular, para la socialización
de la tierra, de las grandes empresas en el sector agrícola y el comercio
concentrado. En base a estas relaciones la producción agrícola se
debe reorganizar con incentivos de concentración, inicialmente, en
cooperativas de producción.
La socialización
de los medios de producción y la planificación nacional central con
herramientas científicas, librarán grandes posibilidades de producción
infrautilizadas, asegurará la científicamente combinada prioridad
y satisfacción de las necesidades populares, a condición de que se
active el amplio control obrero popular para la plena satisfacción
de las necesidades sociales básicas p.ej. la alimentación, la vivienda
popular, la educación, la salud y el bienestar, obras de infraestructura.
La expansión
del tiempo libre para los trabajadores contribuirá a su participación
esencial en el control. El control obrero popular comenzará de
las unidades de producción con representantes elegidos y revocables
y se extenderá a todo sector y región. En los órganos de poder elegidos
participarán representantes de los trabajadores de las unidades de
producción y se garantizará la participación de los miembros de cooperativas,
de estudiantes y jubilados. Los representantes elegidos en el órgano
superior de poder en el país, no serán permanentes sino revocables.
Al mismo tiempo,
el poder popular, que para el KKE es el socialismo y no un estadio intermedio
entre el capitalismo y el socialismo, ahorrará recursos importantes
mediante la abolición de los gastos militares para los planes imperialistas
agresivos de la OTAN, mediante la cancelación verdadera y total de
la deuda, mediante la abolición de los paquetes de apoyo multiformes
a los grupos monopolistas y los bancos. Esta es la superioridad inmensa
del poder popular que puede garantizar el bienestar social frente al
capitalismo monopolista viejo que lleva a cabo planes para los varios
grupos y sectores del gran capital, que se compiten entre ellos para
la mayor rentabilidad posible.
Sólo la planificación
central puede superar las desigualdades en el desarrollo de las regiones
dentro del país. El poder popular es el único poder que puede hacer
acuerdos comerciales de beneficio mutuo con otros pueblos, con otras
economías populares, y erradicar el fenómeno de las competencias imperialistas
sobre la utilización de los recursos naturales del mar y de la tierra.
Sólo esta lucha
que tiene en el punto de mira al verdadero enemigo, es decir el poder
de los monopolios, e incorpora las iniciativas de obstaculización de
la ofensiva antipopular en la organización del contraataque del movimiento
popular, puede garantizar la continuidad, la duración de la lucha,
alternando constantemente las formas de luchas, y la perspectiva victoriosa
para la clase obrera y sus aliados sociales.
Cada reflexión,
cada eslogan y posición que está en conflicto con las relaciones
de propiedad y el poder capitalistas ha sido atacada por todos los partidos
con el argumento de que el socialismo fracasó y, por lo tanto, no hay
más solución que la gestión de los problemas dentro del capitalismo.
Consiguientemente, el asunto de sacar conclusiones de la victoria de
la contrarrevolución es un asunto crucial, no tiene que ver solamente
con el período de la construcción sino también con el período de
la concentración de fuerzas.
Por supuesto no
hay situación revolucionaria en Grecia para plantear en práctica como
deber inmediato el derrocamiento del sistema capitalista, pero todo
muestra que si el movimiento obrero, la sección más radical del pueblo,
no plantea la cuestión de la lucha en dirección hacia el poder obrero,
se atrapará en variaciones de la gestión burguesa y perderá toda
oportunidad de escalada y de perspectiva.
Antes de la crisis,
el asunto del poder obrero para muchos a lo mejor parecía como un asunto
de discusión. Sin embargo hoy en día, la realidad demuestra que es
un objetivo de lucha obligatorio, da sentido en la lucha diaria en condiciones
de una crisis profunda, en condiciones que la burguesía no hace maniobras
ni concesiones. El problema del poder afecta hoy las formas de lucha,
da prioridad a la organización y al desarrollo de la iniciativa obrera
y popular desde abajo, al rechazo de la obediencia y a la indisciplina
a las leyes burguesas, a la formación de los gérmenes del nuevo poder
y de los órganos de control obrero.
La solución
para el pueblo no es la alineación con una sección de la burguesía
nacional, con uno de los centros imperialistas abandonando otro, en
un período en que sus contradicciones se han agudizado. La solución
no es el apoyo de nuevos partidos burgueses contra los viejos, los gobiernos
de coalición en lugar de los gobiernos de un partido.
La solución está
en la lucha organizada que enfocará en los centros de trabajo, los
sindicatos, y tendrá en su orientación el reto, el conflicto y la
ruptura con los monopolios, los partidos, los gobiernos y sus alianzas
imperialistas, en la perspectiva de su derrocamiento. Esta es la única
línea de lucha realista.
No se trata de
una obra de un solo acto, por eso los movimientos, los pasos, las fases
no deben separarse de este objetivo.
En los próximos
meses, en el año que viene, puede y debe manifestarse una participación
masiva en las asambleas en los grandes centros de trabajo, en las reuniones
del pueblo en los barrios obreros populares, en la organización y el
contraataque a las consecuencias de las leyes antiobreras antipopulares,
a los impuestos y los recortes en salarios y pensiones, en la lucha
por la prestación de desempleo y el funcionamiento de unidades de sanidad,
de educación, de bienestar para la protección de la familia popular.
El conflicto con
el dominio económico de los monopolios y su poder político se determina
en primer lugar allí donde se produce o se apropia la plusvalía, donde
se crean las ganancias capitalistas, es decir, las empresas industriales
capitalistas, los centros comerciales, los hospitales privados, los
bancos, la empresa de gran concentración de trabajadores asalariados,
independientemente de la especialización del trabajo. En estos centros
se juzga la lucha no en asuntos parciales sino contra la política antipopular
en su conjunto. El único criterio para la confiabilidad de cualquier
forma de organización sindical o política es su posicionamiento ante
la necesidad anterior, la organización y el éxito de la huelga en
cada centro de trabajo. No basta con hacer declaraciones sin que se
acompañen por las respectivas actividades de organización y protección
de las movilizaciones de huelga.
En estos centros
de trabajo se debe forjar la lucha de clases unificada teniendo como
criterio la lucha de vanguardia contra la patronal capitalista, el sindicalismo
pro-gubernamental y amarrillo, los partidos y el poder de los monopolios.
Es allí donde se determinará la continuación, la perspectiva del
debilitamiento de la política antipopular hasta su derrocamiento radical.
Es obvio que los
acontecimientos que experimentamos, la crisis capitalista y la agresividad
imperialista imponen el fortalecimiento de la lucha del Movimiento Comunista
Internacional por los intereses de la clase obrera, de los sectores
populares, por el derrocamiento de la barbarie capitalista, intensificando
los esfuerzos para una estrategia revolucionaria unificada. Es en esta
dirección que el KKE despliega sus fuerzas.
e-mail:cpg@int.kke.gr