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Discurso de la SG del CC del KKE, Aleka Papariga, en el 13o EIPCO


Estimados camaradas;

Les damos una bienvenida calurosa una vez más en Atenas. Como ya saben, aquí tuvo lugar, por iniciativa de nuestro partido, el primer encuentro de partidos comunistas y obreros en 1998 para la coordinación, la acción conjunta y el reagrupamiento del Movimiento Comunista Internacional que está experimentando una crisis ideológica, política y organizativa.

En 2005 aquí, en Atenas, decidimos de manera colectiva de que este encuentro internacional viajase a otros Estados y continentes, a Europa, América Latina, Oriente Medio, Asia y África. Hoy en día nos encontramos de nuevo en Atenas para estudiar la experiencia, sacar conclusiones de este curso importante, intensificar nuestros esfuerzos en las nuevas condiciones de la crisis capitalista profunda, de antiguos y nuevos focos de guerra por el reparto de los mercados.

Cuando aparecieron los primeros signos de la crisis en nuestro país, nos encontramos ideológica y políticamente preparados para llevar a cabo, con un ajuste muy rápido, las grandes tareas, para especializar nuestra estrategia y táctica, contribuir a la agrupación y aumentar la militancia de las fuerzas obreras y populares, con demandas radicales y formas de lucha avanzadas. Esta preparación se debe, en nuestra opinión, a dos factores combinados que, permítanos decir, su importancia va más allá del nivel nacional:

  1. El KKE ha defendido el socialismo y la contribución de la URSS a la lucha de los pueblos de la ofensiva anticomunista furiosa, incluso en las condiciones más difíciles. Pero no se limitó en esto. Desde principios de la década de 1990 dimos prioridad al estudio científico necesariamente largo en base a los archivos, sobre las causas de la victoria de la contrarrevolución en la URSS y los demás países socialistas. Después de 18 años de estudios, concluimos en la resolución del 18º Congreso mientras seguimos profundizando en asuntos de la superestructura política, de los órganos de poder, del control obrero. Es verdad que la experiencia adquirida destaca la necesidad del poder obrero, la socialización de los medios de producción y la planificación central en oposición a la percepción del “Socialismo del siglo XXI” o del “socialismo del mercado”, que no tienen nada que ver con el socialismo científico y la experiencia de la construcción socialista. Cuando se promovieron las leyes del mercado en la construcción socialista y las relaciones de producción socialistas y el control obrero se debilitaron, empezó la cuenta atrás hacia la contrarrevolución.
  2. Al mismo tiempo prestamos especial atención al estudio de los acontecimientos económicos y políticos en la UE, en el sistema imperialista, de las contradicciones y la competencia, y, por supuesto, de los acontecimientos económicos en Grecia, centrándonos en las consecuencias que hemos tenido y, sobre todo, que vamos a enfrentar como Estado miembro, mientras las tendencias centrífugas hoy día son evidentes. Además, se ha demostrado muy útil, incluso para el presente, el estudio de los veinte años de la historia del Partido y del movimiento en Grecia durante el período 1949-1968. Este periodo es adecuado para el estudio crítico y la evaluación de la estrategia del Partido en un periodo de desarrollo del capitalismo griego y de su adaptación a la Comunidad Europea. Hemos tratado este asunto de modo crítico y autocrítico, pero además desde el punto de vista del impacto del curso del movimiento comunista internacional, del que formamos parte integral.

En el mismo periodo, no ha habido algún problema político de mayor o menor importancia, y, sobre todo, problema obrero popular socioeconómico sobre el cual no intentamos, con trabajo desde la base, agrupar fuerzas en base social y clasista, iluminar ampliamente el pueblo sobre la crisis, su carácter y la salida, organizar y escalar la lucha de clases en todas las formas desde arriba hacia abajo y viceversa, para atraer nuevas fuerzas obreras populares. Se hizo un esfuerzo casi sin precedentes con nuevas formas de lucha y bajo la consigna de desobediencia e indisciplina a organizar colectivamente por ejemplo la resistencia para que el pueblo no pague los peajes los fines de semana en verano, el billete de entrada en las playas privatizadas y recientemente el impuesto sobre la propiedad que se incluye en la factura de electricidad y se acompaña por la amenaza inaceptable y sin precedentes de corte del suministro de electricidad, independientemente de si el importe que corresponde al consumo de electricidad ha sido pagado. El frente principal de lucha se dirige, por supuesto, contra el paro, contra el recorte de salarios y pensiones, contra los despidos en el sector público y privado, la abolición de los convenios colectivos, las formas de trabajo temporales y flexibles, contra la reducción enorme de la financiación de los fondos de la seguridad social, la educación, la salud, la prevención y el bienestar, contra el recorte drástico a expensas de las personas discapacitadas, contra la reducción o incluso la abolición de prestaciones por maternidad, de la financiación de las guarderías etc.

Al mismo tiempo, hemos llevado a cabo un amplio trabajo ideológico y político con debates y conferencias sobre asuntos de suma importancia como es el socialismo, la historia del partido, el tema de la crisis económica capitalista, y el reagrupamiento del movimiento obrero.

La participación en el debate se organizó dentro del partido, hasta las organizaciones de base del Partido, se extendió a los órganos de la KNE y a sus organizaciones de base en varias formas.

Hoy prestamos atención especial y seguimos muy atentos el peligro de un conflicto militar relativamente más generalizado en la zona geoestratégica del Mar Negro, del Oriente Medio, del Mediterráneo Oriental, y por supuesto elaboramos una postura específica contra la guerra imperialista, independientemente de los pretextos que serán utilizados, y sobre todo elaboramos la estrategia de transformación de la guerra en lucha por el poder. La burguesía de nuestro país estará en el lado de uno u otro eje o polo imperialista con el objetivo de participar en el reparto de los mercados, de modo que no se encuentre al margen. El pueblo no debe derramar su sangre por los intereses de los imperialistas, ni los suyos ni de otros. Lo mismo es cierto para los demás pueblos también.

Se trata de un asunto que exige la postura común de los partidos comunistas y de los movimientos obreros, un asunto en que la unidad es de suma importancia. Debemos tener la oportunidad, tal vez en un próximo encuentro regional o local, a intercambiar opiniones sobre este asunto tan grave, reforzando en todo caso el frente contra el llamado “mundo multipolar” que constituye un esfuerzo de manipulación de los pueblos e incorporación en el sistema imperialista y en sus contradicciones.

Es obvio hoy en día que hay un impasse en la gestión burguesa de la crisis; las recetas clásicas no se pueden aplicar como se aplicaron en el pasado aunque con dificultad; la administración de las consecuencias de la crisis es imposible, sobre todo el desempleo y la pobreza. Estimamos que la recuperación cuando venga será débil y quizás antes de suceder habrá un nuevo ciclo de crisis.

El movimiento obrero y sus aliados, sobre todo los trabajadores autónomos sin personal y otros pequeños empresarios pobres que están enfrentando la quiebra, los pequeños campesinos pobres deben mostrar resistencia ante la dureza y la complejidad de la lucha, ante la intransigencia del enemigo. Hoy, la postura defensiva no puede traer ningún resultado porque estamos en condiciones de un ataque que tiene en el punto de mira la abolición de logros sacados en el siglo XX, particularmente después de la II Guerra Mundial en Europa.

Lo que se requiere hoy es la planificación y la escalada de la lucha de clases, para poner –en la medida de lo posible– obstáculos a las medidas que vienen, a atrasar las nuevas decisiones y ganar tiempo para el contraataque, cuyo desenlace debe dirigirse al derrocamiento del poder de los monopolios, del sistema político burgués, por el poder obrero popular, por el socialismo. Las medidas que se toman en nombre de la crisis o de la regulación de la crisis a favor de los monopolios, van más allá de la propia crisis; son medidas que tienen como objetivo el reinicio de la rentabilidad en el período de recuperación, la cual incluso los propios Estados capitalistas no consideran que será estable e impetuosa. Grecia está en un curso de quiebra controlada, mientras que una quiebra incontrolada es bastante posible, así como la salida de la eurozona, la utilización de un doble euro, un euro internamente infravalorado y un euro externo que será determinado por la UE y el FMI para proteger tanto como sea posible a los acreedores.

Ninguna propuesta política burguesa, liberal, socialdemócrata de izquierdas, de “renovación”, no puede constituir una salida política a favor del pueblo, no puede proteger al pueblo de la indigencia ni a corto tiempo, y mucho menos a largo plazo, si no plantea como cuestión de principio la ruptura con los monopolios –industriales, bancarios, navieros, comerciales– es decir ruptura con la propiedad capitalista, sus instituciones estatales, sus alianzas internacionales.

Lo que tiene importancia hoy en nuestro país, así como en Europa en general, es hacer frente desde un punto de vista clasista al engaño total del pueblo de que experimentamos una crisis de deuda, una crisis de los índices financieros, que la crisis ha surgido a causa de la mala gestión, del despilfarro de dinero a servicios sociales en lugar de dirigirse a inversiones productivas y otras. Es decir que la crisis se debe al modelo productivo de desarrollo y a la baja competitividad, es decir que todos, todas las clases y las capas sociales consumen más de sus ingresos; que se debe a la mala arquitectura de la construcción europea, según sostienen con pequeñas diferencias tanto partidos burgueses como partidos reformistas y oportunistas.

Todas estas versiones distorsionan la realidad, ocultan que se trata de una crisis de sobreacumulación de capitales que expresa la agudización de la contradicción fundamental del capitalismo. Disocian la economía de la política, obstaculizan el desarrollo de la conciencia antimonopolista anticapitalista radical. Los trabajadores en Grecia, en la eurozona deben rechazar la teoría que la protección del Estado de la quiebra es un objetivo nacional, que se exigen sacrificios para lograr este objetivo que incluso se denomina patriotismo contemporáneo. Los trabajadores no son responsables para la deuda pública y no tienen que pagarla.

La indignación del pueblo no es suficiente para llevar a cabo el contraataque popular a menos que obtenga un contenido antimonopolista en esencia anticapitalista. No se debe subestimar la experiencia de la burguesía y de sus partidos en distender y desviar el descontento popular, algo que fue observado además en el caso de la llamada “primavera árabe” con una u otra particularidad en los varios países. Así que la cuestión ruptura o sumisión es absolutamente oportuna.

El llamado frente anti-memorándum

En nuestro país incluso fuerzas burguesas y oportunistas, y especialmente intelectuales apologistas del sistema capitalista y de su renovación que ejercen crítica al Memorándum, lo denuncian como ineficaz para la salida de la crisis, argumentando que impone sacrificios unilaterales. Denuncian el Memorándum que fue elaborado por la UE, el BCE y el FMI porque, según sostienen, rompe la “cohesión social”, trae más cerca la amenaza –como dicen característicamente– de la explosión social revelando su hostilidad hacia la lucha de clases. Promueven distintas variaciones de gestión burguesa que supuestamente traerá el equilibrio y la cohesión para que los capitalistas y los monopolios por un lado y los obreros, el pueblo por el otro, puedan vivir en consenso entre ello, y todos juntos servir el desarrollo capitalista, una Grecia fuerte en la eurozona, en el núcleo duro de la UE. Fomentan la ilusión de que puede haber intereses unificados en la salida de la crisis. El mayor servicio que ofrece el oportunismo en el esfuerzo de estabilización del sistema político burgués es la posición que la salida de la crisis y el alivio del pueblo no debe ser un objetivo de lucha a nivel del Estado-nación sino a nivel europeo, considerando que ninguna ruptura no es posible llevarse a cabo a nivel nacional mediante el ascenso de la lucha de clases y la solución de la cuestión del poder.

Ante los impasses de la gestión de la crisis ocurrió algo que fue totalmente previsto y normal para los defensores del sistema capitalista, es decir, se formó un gobierno de coalición mediante los procesos del Parlamento y la intervención dinámica de la UE, entre los dos partidos burgueses básicos y un pequeño partido de ultraderecha que en los últimos años hace el trabajo sucio de la provocación y del anticomunismo de parte del PASOK sobre todo, así como de la ND.

El aunamiento de los partidos burgueses, ante el movimiento emergente, ha intensificado las preguntas y los pensamientos sobre si el sistema político burgués conseguirá manejar esta situación mediante la cooperación directa de los partidos burgueses o si se deben formar dos polos de cooperación, uno de la centroderecha y otro de la centroizquierda. La burguesía, por supuesto, desea que el núcleo de esta cooperación se forme por los dos partidos burgueses, el liberal y el socialdemócrata. Al mismo tiempo se preocupa si esta cooperación facilita la liberación de fuerzas obreras populares de ambos partidos, sobre todo del PASOK socialdemócrata. Durante el último período se ha discutido abiertamente que debe existir un frente más amplio para imponer el consentimiento popular y con el objetivo de impedir la difusión amplia y el impacto de la propuesta política del KKE.

Es interesante la agilidad aventurera de la corriente oportunista en cuanto a la política de alianzas, porque de un día al otro la modifica. Algunas veces se habla de unidad de las fuerzas de la izquierda, otras veces de unidad de fuerzas progresistas y de izquierdas, otra vez habla de fuerzas patrióticas y progresistas, y en otro momento de fuerzas democráticas en un intento de acercarse a fuerzas del espectro del partido burgués liberal. Sin embargo, en lo que se mantiene firme es que promueve como solución política alternativa propuestas que han sido adoptadas en el marco de la competencia de las potencias capitalistas dirigentes. Una propuesta indicativa es la supuesta solución del eurobono, de préstamos exclusivamente del BCE, de la cancelación parcial de la deuda mediante la renegociación entre los gobiernos. Insisten en que la unidad y la salvación de la eurozona están en interés del pueblo, adoptan varios aspectos incluso la propia gobernanza económica, promueven como asunto crucial el aumento de la competitividad, la nacionalización de los bancos, mientras a veces se atraen por el ejemplo de Argentina o destacan el ejemplo de Hungría, en otro caso consideran que otro gobierno en la UE hubiera tratado los asuntos mejor, demostrando que son administradores confiables del sistema. Esto es válido también para el Partido de la Izquierda Europea que promueve posiciones similares.

El frente progresista contra el Memorándum que proponen fuerzas del oportunismo, no representa una amenaza para el sistema; es una variación de la negociación burguesa. Al mismo tiempo se promueve el asunto de la postura patriótica contra Alemania y Francia y estas fuerzas fingen que no entienden que la unión interestatal capitalista regional o mundial y la cooperación de cualquier forma se rigen por la ley del desarrollo desigual que significa desigualdad en las relaciones políticas. Fingen no ver el antagonismo entre los Estados capitalistas, entre los monopolios del mismo sector.

Hoy en día en Grecia, así como en otros países capitalistas, especialmente en el viejo mundo capitalista de Europa, se derrumban los tabúes y los mitos que habían ejercido influencia sobre los pueblos. Su núcleo principal es que la UE constituye una inevitabilidad, que es inconcebible que un pueblo no quiera adherirse o que quiera retirarse de la UE, o que la UE puede transformarse en una Europa de los pueblos a través de la elección de gobiernos de izquierdas o de coaliciones de fuerzas de izquierdas y progresistas. ¿Qué mitos se han puesto al descubierto?

Primero que la UE es una familia, una alianza con solidaridad social y unidad permanente, y que más allá de la UE sólo puede haber caos.

Los Estados burgueses se ven totalmente unidos y solidarios entre ellos en cuanto a la explotación clasista y al golpe del movimiento. Están divididos entre ellos y compiten sobre el reparto de las ganancias en período de altas tasas de desarrollo, así como de las pérdidas en período de crisis.

Segundo el período desde 2008 hasta la fecha es suficiente para derribar todo lo que llevan años diciendo apoyándose en teorías burguesas y oportunistas, es decir que los pueblos pueden controlar el capital, los monopolios y su dominio en la economía. Esta experiencia invalida la consigna sobre el control de los mercados por el poder político, que la política debe preceder a los mercados y la consigna oportunista supuestamente innovadora “el hombre por delante de los beneficios”.

Tercero que la llamada globalización es decir la economía capitalista mundial refuerza la cooperación, asegura los mismos pasos y la convergencia entre los países capitalistas. Incluso a principios de la década de ´90 se decía que la abolición de la guerra y la solución pacífica de los conflictos tendrían prioridad.

La guerra no fue abolida nunca desde que terminó la II Guerra Mundial. Se ha desarrollado tomando la forma de decenas, centenas de guerras locales, y hoy en día se ha empezado una nueva ronda de reparto de los mercados. La profunda crisis que experimentamos, anuncia no sólo nuevos focos de guerra sino también la posibilidad de un conflicto generalizado entre las potencias imperialistas poderosas en el futuro próximo. La implicación de Grecia será aún más peligrosa para el pueblo. Grecia ya se ha visto implicada en guerras locales mediante sus bases militares, el paso de tropas, la participación en fuerzas de ocupación.

Cuatro Es posible de que se pierda significativamente el valor de la llamada obediencia a la legitimidad burguesa, la disciplina, la sumisión a las leyes bárbaras clasistas adoptadas en Grecia por el parlamento burgués, así como a los órganos de la UE. Hay casos, como el de los marineros, de los conductores de camiones cisternas y de taxis que continuaron su huelga a pesar del hecho que los tribunales la declararon ilegal, a pesar de la orden de movilización civil.

Sólo el poder popular puede garantizar la soberanía popular y la retirada verdadera de todas las alianzas imperialistas, como la UE y la OTAN.

Nosotros promovemos los siguientes tres ejes: poder popular-retirada-cancelación unilateral de la deuda. La retirada sin la socialización será también destructiva para el pueblo, mientras que la socialización es imposible sin la retirada.

Hoy en día, más que nunca, el pueblo puede darse cuenta de que no comparte la misma patria con el capital, los monopolios y su poder. Por encima del idioma nacional y el legado político ponen las ganancias y de acuerdo a estas forman alianzas y lo sacrifican todo.

Por eso el término patria adquiere un contenido esencial para el pueblo solamente a través del poder obrero, con las instituciones de la participación obrera popular, la defensa y la protección.

La política de alianzas se limita en los acuerdos desde arriba en base a un programa minimum, mientras que consideran que el movimiento es una palanca para el reordenamiento de las fuerzas políticas para la formación de alianzas de tipo de centroizquierda y políticas de administración del sistema.

Nosotros hablamos al pueblo abiertamente de la alianza sociopolítica de la clase obrera y los sectores populares pequeñoburgueses pobres de la ciudad y del campo. Hablamos sobre el reagrupamiento del movimiento obrero popular con clara orientación antiimperialista, antimonopolista, y en última instancia anticapitalista. Que debe tener claramente en su orientación utilizar en cada país cada fisura y grieta en la administración burguesa para debilitar y derrocarla.

La política de alianzas objetivamente tiene dos aspectos independientemente de la variedad de formas que puede tomar: o bien tendrá como objetivo la preservación y longevidad del poder político burgués o bien habrá un acuerdo básico por la conquista del poder obrero popular.

Cada fisura en el sistema político, en los mecanismos del poder capitalista, cualquier cosa que puede debilitar el gobierno burgués y en general los partidos burgueses, contribuye al fortalecimiento de las fuerzas de la alianza popular por el derrocamiento radical del sistema de la explotación capitalista, de la dictadura de los monopolios.

Luchamos sistemáticamente contra opiniones de tipo “el problema de la economía griega son las superganancias acumuladas en el sistema bancario o en las bolsas en oposición a las ganancias en la industria, en la producción”. Contra opiniones que dividen las ganancias en “legales” o “ilegales”, que el capitalismo supuestamente sano se ha convertido en “capitalismo casino”. Se necesita atención especial en la consideración del imperialismo como política exterior y un tipo de relaciones interestatales, en lugar de sistema socioeconómico, es decir capitalismo monopolista.

Otra variación de la percepción socialdemócrata adopta la posición de necesidad de “rehabilitación” del capitalismo, de su humanización, mediante el control de las funciones más parasitarias del sistema financiero. No quieren y no pueden reconocer el hecho que no existe empresa, grupo monopolista que gran parte de los capitales que activa no sean externos, es decir capitales prestados, y no propios de sus accionistas. En condiciones en que la tasa media de las ganancias tiene una tendencia decreciente, estas empresas tienen dificultad de tomar préstamos y así se dificulta la ampliación de la producción y se produce una recesión. Además, no quieren reconocer que los bancos no realizan solamente prestaciones, no invierten solamente al mercado de dinero sino que además compran o participan en el capital industrial. No aceptan la fusión del capital bancario y del capital industrial.

Está claro que en condiciones de crisis hay posibilidades de agudización repentina de la lucha de clases, de entrada repentina de masas populares más amplias sin la experiencia social y política necesaria. Somos conscientes del peligro de que el movimiento se encuentre en fase de retroceso puesto que experimenta la barbarie del desempleo, la pobreza, la indigencia, las consecuencias de la violencia estatal y patronal, así como el impacto ideológico de la ideología burguesa, del reformismo y del oportunismo, bajo el impacto del anticomunismo desenfrenado que se promueve además de modo oficial a través de los órganos del Estado y sus mecanismos ideológicos.

A pesar de las dificultades, la campaña de intimidación del pueblo en el nombre de la crisis, la intimidación en los centros de trabajo, la impaciencia de las masas sobre todo de aquellos que vienen de sectores populares pequeñoburgueses que hasta hoy tenían un relativamente buen nivel de vida, el KKE se ha mantenido firmemente orientado a la necesidad y la actualidad del socialismo.

La agudización de la crisis económica, las contradicciones dentro de la UE, la conciencia anticapitalista emergente contribuyen para que la gente entienda más fácilmente que se requiere un cambio radical profundo. Por supuesto estos procesos no conducen de modo automático a la opción del conflicto, a la firme participación en la organización de la lucha de clases. Sin embrago, hoy el terreno para un conflicto ideológico-político más profundo es relativamente más fácil, en comparación con años anteriores cuando el deterioro de la situación de los trabajadores se evolucionaba más lentamente en comparación con la tormenta de hoy.

El KKE llama al pueblo a luchar para que los medios concentrados de producción en la industria se conviertan en propiedad popular, para la socialización de la tierra, de las grandes empresas en el sector agrícola y el comercio concentrado. En base a estas relaciones la producción agrícola se debe reorganizar con incentivos de concentración, inicialmente, en cooperativas de producción.

La socialización de los medios de producción y la planificación nacional central con herramientas científicas, librarán grandes posibilidades de producción infrautilizadas, asegurará la científicamente combinada prioridad y satisfacción de las necesidades populares, a condición de que se active el amplio control obrero popular para la plena satisfacción de las necesidades sociales básicas p.ej. la alimentación, la vivienda popular, la educación, la salud y el bienestar, obras de infraestructura.

La expansión del tiempo libre para los trabajadores contribuirá a su participación esencial en el control. El control obrero popular comenzará de las unidades de producción con representantes elegidos y revocables y se extenderá a todo sector y región. En los órganos de poder elegidos participarán representantes de los trabajadores de las unidades de producción y se garantizará la participación de los miembros de cooperativas, de estudiantes y jubilados. Los representantes elegidos en el órgano superior de poder en el país, no serán permanentes sino revocables.

Al mismo tiempo, el poder popular, que para el KKE es el socialismo y no un estadio intermedio entre el capitalismo y el socialismo, ahorrará recursos importantes mediante la abolición de los gastos militares para los planes imperialistas agresivos de la OTAN, mediante la cancelación verdadera y total de la deuda, mediante la abolición de los paquetes de apoyo multiformes a los grupos monopolistas y los bancos. Esta es la superioridad inmensa del poder popular que puede garantizar el bienestar social frente al capitalismo monopolista viejo que lleva a cabo planes para los varios grupos y sectores del gran capital, que se compiten entre ellos para la mayor rentabilidad posible.

Sólo la planificación central puede superar las desigualdades en el desarrollo de las regiones dentro del país. El poder popular es el único poder que puede hacer acuerdos comerciales de beneficio mutuo con otros pueblos, con otras economías populares, y erradicar el fenómeno de las competencias imperialistas sobre la utilización de los recursos naturales del mar y de la tierra.

Sólo esta lucha que tiene en el punto de mira al verdadero enemigo, es decir el poder de los monopolios, e incorpora las iniciativas de obstaculización de la ofensiva antipopular en la organización del contraataque del movimiento popular, puede garantizar la continuidad, la duración de la lucha, alternando constantemente las formas de luchas, y la perspectiva victoriosa para la clase obrera y sus aliados sociales.

Cada reflexión, cada eslogan y posición que está en conflicto con las relaciones de propiedad y el poder capitalistas ha sido atacada por todos los partidos con el argumento de que el socialismo fracasó y, por lo tanto, no hay más solución que la gestión de los problemas dentro del capitalismo. Consiguientemente, el asunto de sacar conclusiones de la victoria de la contrarrevolución es un asunto crucial, no tiene que ver solamente con el período de la construcción sino también con el período de la concentración de fuerzas.

Por supuesto no hay situación revolucionaria en Grecia para plantear en práctica como deber inmediato el derrocamiento del sistema capitalista, pero todo muestra que si el movimiento obrero, la sección más radical del pueblo, no plantea la cuestión de la lucha en dirección hacia el poder obrero, se atrapará en variaciones de la gestión burguesa y perderá toda oportunidad de escalada y de perspectiva.

Antes de la crisis, el asunto del poder obrero para muchos a lo mejor parecía como un asunto de discusión. Sin embargo hoy en día, la realidad demuestra que es un objetivo de lucha obligatorio, da sentido en la lucha diaria en condiciones de una crisis profunda, en condiciones que la burguesía no hace maniobras ni concesiones. El problema del poder afecta hoy las formas de lucha, da prioridad a la organización y al desarrollo de la iniciativa obrera y popular desde abajo, al rechazo de la obediencia y a la indisciplina a las leyes burguesas, a la formación de los gérmenes del nuevo poder y de los órganos de control obrero.

La solución para el pueblo no es la alineación con una sección de la burguesía nacional, con uno de los centros imperialistas abandonando otro, en un período en que sus contradicciones se han agudizado. La solución no es el apoyo de nuevos partidos burgueses contra los viejos, los gobiernos de coalición en lugar de los gobiernos de un partido.

La solución está en la lucha organizada que enfocará en los centros de trabajo, los sindicatos, y tendrá en su orientación el reto, el conflicto y la ruptura con los monopolios, los partidos, los gobiernos y sus alianzas imperialistas, en la perspectiva de su derrocamiento. Esta es la única línea de lucha realista.

No se trata de una obra de un solo acto, por eso los movimientos, los pasos, las fases no deben separarse de este objetivo.

En los próximos meses, en el año que viene, puede y debe manifestarse una participación masiva en las asambleas en los grandes centros de trabajo, en las reuniones del pueblo en los barrios obreros populares, en la organización y el contraataque a las consecuencias de las leyes antiobreras antipopulares, a los impuestos y los recortes en salarios y pensiones, en la lucha por la prestación de desempleo y el funcionamiento de unidades de sanidad, de educación, de bienestar para la protección de la familia popular.

El conflicto con el dominio económico de los monopolios y su poder político se determina en primer lugar allí donde se produce o se apropia la plusvalía, donde se crean las ganancias capitalistas, es decir, las empresas industriales capitalistas, los centros comerciales, los hospitales privados, los bancos, la empresa de gran concentración de trabajadores asalariados, independientemente de la especialización del trabajo. En estos centros se juzga la lucha no en asuntos parciales sino contra la política antipopular en su conjunto. El único criterio para la confiabilidad de cualquier forma de organización sindical o política es su posicionamiento ante la necesidad anterior, la organización y el éxito de la huelga en cada centro de trabajo. No basta con hacer declaraciones sin que se acompañen por las respectivas actividades de organización y protección de las movilizaciones de huelga.

En estos centros de trabajo se debe forjar la lucha de clases unificada teniendo como criterio la lucha de vanguardia contra la patronal capitalista, el sindicalismo pro-gubernamental y amarrillo, los partidos y el poder de los monopolios. Es allí donde se determinará la continuación, la perspectiva del debilitamiento de la política antipopular hasta su derrocamiento radical.

Es obvio que los acontecimientos que experimentamos, la crisis capitalista y la agresividad imperialista imponen el fortalecimiento de la lucha del Movimiento Comunista Internacional por los intereses de la clase obrera, de los sectores populares, por el derrocamiento de la barbarie capitalista, intensificando los esfuerzos para una estrategia revolucionaria unificada. Es en esta dirección que el KKE despliega sus fuerzas.




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